jueves, 31 de marzo de 2016

Why is "Hakuna Matata" the worst motto ever created?

Why is “Hakuna Matata” the worst motto ever created?

“The Lion King”. What would popular culture be like without “The Lion King”? It is, arguably, one of Disney’s best animation movies. Vaguely inspired in Shakespeare’s “Hamlet” and with some Elton John songs as its soundtrack, this film has provided us with iconic characters like Muphasa, Pumba and Simba and it has shaped our way of approaching the difficulties of life with a memorable motto, “Hakuna Matata”. And in the next few minutes I am going to prove the absurdity of that quote. And I am going to answer the question: why is “Hakuna Matata” the worst motto ever created? I would like to add that I do not necessarily agree with this view, but as a philosopher I must present arguments against this saying. 
Firstly, I would like to clarify what we mean by “Hakuna Matata”. This expression is a short-hand form of saying: “No worries for the rest of your days”. It has now evolved into the famous phrase in Spanish “NTR: No te rayes”. 
As a moral principle, “Hakuna Matata” is essentially flawed because it is not pragmatic, since it actually does not eliminate the problems somebody is facing. Let’s take for example Simba’s case. Does “Hakuna Matata” help him defeat his uncle Scar? Of course it doesn’t. Instead, this famous motto has only delayed Simba’s problems and, what is more, it has created even more problems. It is because of “Hakuna Matata” that Simba spends half of the film doing nothing while his family is being oppressed by Scar’s regime. “Hakuna Matata” seems to be, rather, the opium of the people. It is a way of creating the illusion that things are going well, when, in fact, that is not the case. It leads us to the delusion of optimism no matter what by updating Leibniz’s principle of “metaphysical optimism”. This view was questioned by Voltaire in his famous book “Candide” and it only takes one possibly and collectively “better” situation to disprove Leibniz’s argument. My point is that eluding responsibilities does not eradicate them.
Secondly, let’s consider “Hakuna Matata”’s failure as a basis of social philosophy and as a philosophy of life. This famous motto seems to contradict the basis of the Modern Western world and the idea of political freedom. Nowadays there is a common-sense rule that controls our perception of duty. That rule boils down to the proposition: “People have rights and responsibilities” like the UN state. By ignoring half of that statement “Hakuna Matata” is building up a society full of rights and with no responsibilities. Therefore, if we generalise this principle, an entire civilization based on the Disney motto would eventually perish because nobody would do anything to ensure the survival of the community. That is the case because “Hakuna Matata” is also ignoring the argument presented by the Prisoner’s dilemma, which says that we are all better off if we cooperate. And recent scientific research based on evolution has, in fact, proved that the Prisoner’s dilemma is correct. What is more, as a philosophy of life, it tells how I should live but it tells me nothing about how everybody else should act and, in addition, “Hakuna Matata” is not giving me an answer as to how I should interact with other people and it ignores J.S. Mill’s point on “the harm principle”. Essentially, I could kill someone and elude my responsibility to answer for my crime and, therefore “Hakuna Matata” would be smashing any kind of moral law. Overall, "Hakuna Matata" is an extremely selfish way of approaching life.

To conclude, I have demonstrated 3 philosophical aspects in which “Hakuna Matata” fails as a motto. And so, “Hakuna Matata”?

sábado, 5 de marzo de 2016

Respuesta sobre "Los justos" y la 'teoría del sujeto superior'"

Respuesta sobre “Los Justos y la ‘teoría del sujeto superior’”:
Tras numerosas actualizaciones al artículo “La presencia de “Julio César” en “Los Justos” y la teoría del sujeto superior”, que vio por primera vez la luz en este mismo blog en agosto de 2015, y después de incorporar una serie de ideas novedosas que han ido perfilando el mismo en un proceso reflexivo lento prolongándose a lo largo de varios meses, me he dado cuenta de que se podría exponer otro punto de vista que argumente las razones sobre qué objeciones existen con respecto al susodicho ensayo filosófico-literario y cuestione así las bases sobre las que se fundamenta el mismo. El problema que he encontrado con mi anterior ensayo no se basa en la primera parte del mismo, al fin y al cabo una interpretación de literatura comparativa entre "Los justos" y "Julio César" no es filosofía, sino en la teoría del sujeto superior y su presencia an "Los justos". 
La filosofía parece algo complejo pero en realidad, se compone tan solo de dos elementos clave: la identidad del filósofo y la lógica. Abramos, pues, una nueva ruta sobre esta perspectiva ética.

Primera parte: Objeciones:

Primera objeción: Problemas obvios:
El primer punto en contra de esta teoría y su conexión con “Los justos” reside en que las causas superiores solo nos dan respuesta a un único escenario ético muy concreto, el de una decisión irreversible. En cualquier otro contexto, no servirían para resolver problemas morales.

Por otro lado, es una teoría que no nos aporta nada nuevo. Ya hay teorías éticas concernientes a los valores y, a fin de cuentas, aunque eluda los problemas básicos del relativismo y el intelectualismo moral, sigue siendo un punto de vista estructurado desde el objetivismo moral. Sigue basando, inconscientemente, su razonamiento sobre el hecho de conocer y aplicar dicho conocimiento. Además la posibilidad de que elijamos o no esta “causa superior” no nos dice mucho sobre la moralidad excepto que es posible realizar juicios morales por tema superior.   

Otro punto válido sería concluir que el análisis es impreciso, dado que se centra solo en plausibilidad. El planteamiento cumple su objetivo (demostrar que la explicación es plausible) porque éste es evidente y parte de una verdad lógicamente correcta a priori y se ciñe a ella, aportándonos muy poca información en general. Toda interpretación literaria tiene, en mayor o menor medida, un cierto grado de plausibilidad o de lo contrario no sería una interpretación, sino un hecho. La explicación va sobre seguro, no se puede probar que está equivocado porque es verdad que es plausible. La causa superior parece tener éxito porque genera la sensación de tenerlo al cumplir su objetivo, pero el “generar una sensación” no es igual a proveer al lector con una explicación correcta de la tensión psicológica de Kaliayev.

Segunda objeción: Sobre por qué no se puede explicar “Los Justos” con la teoría de la causa superior
Un factor que se debería considerar con respecto a dar argumentos contra esta idea del “sujeto superior” está ligado a la naturaleza general del argumento central aplicado a “Los justos”. En otras palabras, está todo expuesto de un modo excesivamente complicado para llegar a la afirmación de que es un cúmulo de sentimientos lo que mueve a Kaliayev, quien se deja llevar por la justicia fundamentalmente, he ahí el título de la obra, “Los justos”. Tener una teoría de un llamado “sujeto superior” parece ser un razonamiento abstracto que podría llegar incluso a ser prescindible e innecesario, simplemente si consideramos la posibilidad de que tal vez no haya que recurrir a un valor trascendental necesariamente para explicar el personaje de Kaliayev. Tal es el caso de la solidaridad que es, en definitiva, una de las motivaciones centrales que sustentan los argumentos presentados por Kaliayev a lo largo de la obra para defender el fin del zarismo y de una Rusia despótica políticamente. La solidaridad, aunque es universal puesto que, como pensadores como Dawkins argumentan, viene dada por nuestra genética y es una manera de subsistir y cooperar en grupos lo cual aumenta nuestras posibilidades de sobrevivir; no tiene intención de ser trascendental, dado que alguien solidario no ansía ambición ni el deseo de perdurar en la memoria ajena. La solidaridad es una aptitud buena por sí misma (Kant, por ejemplo, lo explicaría con imperativos categóricos pero mi intención no es la de adentrarme en el terreno de la ética en este momento). En el caso de que la solidaridad implicara un grado de ambición trascendental, no podría considerarse solidaridad en sí y sería otra cosa poco éticamente correcta. Por consiguiente, la solidaridad, al no ser trascendental aun siendo un sentimiento universal, no debería ser considerada como un sujeto superior. Sí encontramos diversos casos en “Los justos” como la actuación de Kaliayev en la que considera a los niños como el futuro de Rusia, por ejemplo, en los que parece ser que esta capacidad de “dar la vida por” es la solidaridad. Pongámonos en el escenario en el cual la solidaridad es lo que, principalmente motiva a Kaliayev, entonces sería ridículo creer que algo así que, aunque fuese universal, no fuera trascendental pudiera respetar la definición para convertirse en una causa superior. Entonces, no sería un tema superior lo que motivase a Kaliayev. De hecho, el protagonista de “Los justos” no parece mostrar un deseo de trascender o pasar a la historia. Su psicología y personalidad son las de de un hombre que lo único que ansía es aportar sentido a su vida.
El creer que la auténtica motivación de Kaliayev es una causa superior implica proveer al personaje de un interés personal que no se presenta en ningún momento de la obra. Él no busca un beneficio propio que pueda serle aportado por el uso de un tema superior. Por lo tanto, aunque el explicar “Los justos” con esta teoría nos explica que la presión psicológica del personaje viene dada por esta sensación que él tiene de los sujetos superiores, hace que Kaliayev carezca de una verdadera solidaridad o de un interés en la justicia real. Esto es así porque una verdadera solidaridad no implicaría un beneficio propio representado en el hecho de trascender. En esta situación se caería en contradicción. La teoría es confusa y puede hasta leerse como si Kaliayev buscase una ambición particular a través de una obra moral respaldada por argumentos sobre los valores. Este deseo de ir más allá de todo contradice la idea de universalidad y por lo tanto la de las causas superiores aplicadas a Kaliayev.

Otra cuestión importante sería: ¿ha tomado Kaliayev realmente un juicio moral por causa superior?
Por un lado, cabe subrayar que la religión no es un valor, sino una creencia. Una religión puede estar en lo cierto o no y puede aportarnos un significado trascendental o no. Hay gente que la considera una causa superior y, efectivamente, se sacrifica por ella pero esto no quiere decir que sea universal o un sujeto superior realmente. En la obra de Camus se presenta a la religión como opción para redimirse y Kaliayev la rechaza. Con este respecto me desdigo de que la religión sea un sujeto superior. Por suerte, puesto que tenemos la certeza de que la religión no forma parte del conjunto de valores que aplica Kaliayev para tomar su decisión irreversible, el hecho de que la religión no sea un valor trascendental no afecta para nada al protagonista de la obra.  
No obstante, se puede también negar la presencia de la teoría de la causa superior en “Los justos” diciendo que el gran problema de explicar “Los justos” con esta teoría reside en que Kaliayev ha mezclado amor (un sentimiento) con justicia (un valor) y entonces ha mezclado algo subjetivo y personal con algo objetivo y universal. El amor no es universal, porque es algo que el Hombre ha creado para explicar procesos químicos. Aplicando filosofía del lenguaje a este asunto, abreviamos el fenómenos de creer estar enamorados como propósito para perpetuar la especia con la palabra “amor”. El caso es que podemos abreviar así los sentimientos pero no los valores porque éstos últimos son trascendentales. 
Siguiendo este argumento, Kaliayev no ha realizado estrictamente una decisión basada en un sujeto superior porque se ha dejado llevar por los sentimientos y ha caído en el emotivismo moral, que es uno de los puntos de vista que con esta teoría intentamos evitar. Si es el amor lo que motiva a Kaliayev y es lo que deja de legado a Dora, es aceptable como explicación y puede que su elección haya sido correcta o no pero no hay garantía de que así sea, garantía que sí nos aportaría si el juicio moral en cuestión hubiese sido dado por causa superior.
De ser esto así el ejemplo del avión expuesto en “La presencia de “Julio César” en “Los justos y la teoría del sujeto superior” tampoco sería válido por el mismo motivo. Sería claramente erróneo.
Dicho esto consideremos que un segundo pasajero, Miguel, está en el avión. Él es amigo de Pedro y también sabe que la familia de Pedro está en el aeropuerto. Aunque haya sentimientos que influyan en su decisión (pongamos la amistad hacia la esposa de Pedro), si Miguel decide estrellar el avión antes de que llegue al aeropuerto por una mezcla de justicia y respeto hacia la vida humana (ambos valores universales y trascendentes) y si él conoce estos valores de forma trascendental y universal, él sí estaría realizando una acción por valor trascendental. Si todos conociésemos los valores universales y trascendentales, ante una situación irreversible, actuaríamos siempre correctamente. Con una educación que nos permitiese llegar a valores trascendentales se frenarían los grandes problemas sociales. Por ejemplo, los soldados se negarían a batirse unos con otros porque en una situación de guerra (irreversible), si entendiesen el valor trascendental de respeto como tema superior, evitarían enfrentarse. De este modo, darían sentido a su vida y su muerte cuando esta llegase. Así, llegaría un momento en el que nadie se pusiese en una situación irreversible con respecto a sí mismo, no arriesgase la vida, y no sería necesario emplear más conjuntos de valores. Esto eliminaría el problema de la banalidad del sujeto superior al darle una función pragmática para la sociedad en su conjunto y proveernos con una sociedad perfecta. Sin embargo, esto no se puede lograr porque el Hombre no es capaz de concebir cómo se pasa a aplicar temas superiores a situaciones que no requieran un estado irreversible con respecto a uno mismo. Solo entendemos la elección del tema superior en un contexto irreversible que implique dejar de lado unas cosas y eso produce la tensión porque somos incapaces de ver más allá y pensar siempre en el bien común. En un plano general no podemos hacer realidad una sociedad en la que las decisiones más importantes se tomen por valores. Esta idea da paso a la Tercera objeción, pero antes concluyamos que en “Los justos” no todo son causas superiores los que se presentan ante Kaliayev, sino simplemente ideas o emociones que él considera que puedan tener el rango de temas superiores cuando no tienen por qué serlo. El razonamiento del sujeto superior en Kaliayev es un ejemplo de cómo no aplicar esta teoría ética. Puede parecer que está siguiendo un análisis parecido pero esta percepción es falsa.

Tercera objeción: El gran problema con la teoría del tema superior:
Las causas superiores evitan los problemas filosóficos tanto de la ética kantiana como del relativismo moral al centrar la acción moral exclusivamente en los valores en vez de en los sentimientos o la razón. Los valores son independientes tanto del sentimiento como de la razón.
Ahora bien, si los valores no vienen ni sentimientos ni razón el gran problema es: ¿cómo puede saber un individuo particular si los otros conocen los valores universales y entonces juzgar si ante un escenario irreversible con respecto a sí ha hecho una acción correcta? La respuesta a esto es: No podemos a causa del problema de otras mentes, pero podemos inferirlo. Por desgracia, al final, saber si he cometido juicio por tema superior y tener la certeza de que he respetado los de los demás, depende del azar porque supera el límite de nuestro conocimiento, el cual, viene delimitado por dos vías: Nuestra limitada capacidad mental pone un límite a la razón que podemos aplicar a los problemas filosóficos. Igualmente, la teoría de la percepción indica que hay ciertos elementos del mundo externo que, si existe, no podemos llegar a conocer. Esto limita nuestro conocimiento sensorial. En otras palabras, una persona no es quién para juzgar si otra persona ha elegido correctamente o no. 
Pero ante todo, la gran cuestión que nos deja la teoría del sujeto superior es: ¿cómo sé que conozco el concepto universal de un valor? A la cual se contesta diciendo que tampoco se puede saber, porque corremos el riesgo de confundir introspección y opinión subjetiva con la noción objetiva de un valor. Tampoco podemos tener la certeza de si Kaliayev se ha dejado llevar por un concepto puro del de amor y justicia, solo podemos inferirlo. El principal problema con esta teoría filosófica es en el fondo uno epistemológico. Hay veces en las que mi concepción personal del valor X y del Y puede coincidir con la universal. En el caso de que realice una acción irreversible con este respecto, mi decisión sería buena necesariamente. El problema es que puede que mi concepción personal no sea la adecuada, no lo sabré nunca. Al ser los valores superiores, eso mismo, superiores, escapan a nosotros. Desgraciadamente, la teoría del sujeto superior es prácticamente utópica y no se puede verificar.
Vivimos en un mundo dominado por el relativismo moral y esto imposibilita el objetivismo moral que propongo. Los valores van más allá de nosotros, no podemos tener control sobre ellos ni llegar a conocerlos universalmente salvo por suerte. La corrección ética de toda decisión por sujeto superior depende del azar. El problema no es tanto la existencia de un tema superior en sí, sino cómo llegar a él. Si tuviésemos un mayor grado de omnisciencia, sí podríamos resolver este problema. Sin embargo, es nuestra interpretación de las causas superiores la que nos conduce al relativismo moral. Caemos en el relativismo moral por un error lingüístico. Decimos, para abreviar: “el concepto de justicia ha cambiado desde la Revolución francesa hasta hoy” cuando en verdad queremos decir “nuestra percepción de lo que creemos identificar como el concepto universal de justicia ha cambiado desde la Revolución francesa hasta hoy”. Que no podamos llegar a motivaciones universales no significa que éstas no existan.

No obstante esta imposibilidad sobre el absoluto deja la puerta abierta a teorías filosóficas posteriores al objetivismo moral y nos lleva a afirmar que ante el desconocimiento de lo universal, debe ser el Hombre quien defina su propia causa superior y la redefina a su manera. Explicamos así que el aportar sentido a una vida es una labor independiente del individuo. Aportamos sentido a nuestra existencia solo con el hecho de sacrificar algo en un escenario irreversible por lo que creemos correcto. Eso es verdaderamente lo que nos transmite Kaliayev en "Los justos". Somos nosotros a fin de cuentas los que determinamos nuestras propias causas superiores, que, a mayores y con un poco de suerte serán 100% correctas en todos los contextos posibles y estados de hecho que puedan existir. Esta explicación deja espacio para puntos de vista sobre este tema como los expuestos por Nietzsche, puesto que sus ideas siguen siendo posibles dentro del sujeto superior porque aunque hay una causa superior es el hecho de que no podamos adecuar lo universal con lo particular e individual lo que explica la existencia del vitalismo. Y si además de esto, da el caso de que lo es, sabremos que hemos tomado una vía correcta. 

Cuarta objeción: El asunto de lo absurdo:
Explicar toda elección irreversible con un sujeto superior de un personaje tiene sentido en un primer momento. Pero si, aplicando la filosofía absurdista al asunto todo se resume en el absurdo, Kaliayev no ha erradicado la tiranía de Rusia y su intento de aportar sentido a su vida ha sido banal. Es más, su elección ha conducido a la locura de Dora. ¿Por qué molestarse?

Quinta objeción: Kaliayev aplicando lo universal en su causa superior
Retomando algunos principios expuestos en la Tercera objeción: ¿Y si esta “garantía” de la que hablamos no existe? En otros términos, ¿es posible que, aun siguiendo un conjunto de valores, mi decisión final resulte en una moralmente mala? La respuesta a esta cuestión es simple: No, puesto que si esto se produce es debido a que no se está tomando la definición universal de ese valor. Por ello es vital conocer el concepto universal del valor en cuestión. Esta contestación suscita la pregunta: ¿Cuál es esa definición universal? A la que se responde como: respetar la posibilidad de que otros puedan realizar una acción por tema superior. Este concepto universal es el de respeto al prójimo. En otras palabras, se puede actuar moralmente sin emplear un sujeto superior. Pero en el caso de que actúes por tema superior, el hecho de que lo hagas tiene que ser respetado por otras personas. Y toda elección por sujeto superior desemboca en un resultado moralmente bueno necesariamente. Solo alguien que conozca los conceptos de valores universales en cuestión de manera objetiva puede llegar a una acción por tema superior puramente dicha. 
Remitámonos a Miguel en el ejemplo del avión. Si los terroristas suicidas del avión creen matar a civiles por un sujeto superior compuesto por su religión y la justicia, no están aplicando el concepto universal ni de religión ni de justicia, tan solo su concepción de las mismas y por tanto no han tomado un tema superior. En el caso de que Miguel no decida hacer nada ante esta situación, la posibilidad de que cometa una decisión por sujeto superior ha sido respetada. Él puede destruir el avión antes de que llegue al aeropuerto. La situación cambia si los terroristas disparan a Miguel antes de que pueda estrellar el avión, porque no se ha respetado la posibilidad de que se sacrifique por un sujeto superior compuesto de amor y justicia en su caso. Ahora bien, si Miguel desconoce los conceptos universales de respeto y justicia, no digo que sea lícito que le maten antes de poder tomar una decisión, sino que simplemente su decisión no podía cometerse por conjunto de valores.
Esto deja la puerta abierta al debate: ¿Ha tomado realmente Kaliayev el sendero de un tema superior si no ha aplicado la noción universal? O ¿Ha sido la elección de matar al duque realmente una decisión moralmente buena? Entonces, ¿ha tomado Kaliayev una decisión por tema superior? Para contestar a esta cuestión es conveniente considerar dos perspectivas:
Sí ha elegido una causa superior desde un punto de vista literario porque Camus define al duque como despótico y dado que no podemos empatizar con él, entendemos que el razonamiento de Kaliayev ha sido moralmente correcto porque creemos que la acción universal de justicia sí ha sido respetada en este caso. Camus nos presenta a un Kaliayev tajante en la idea de justicia. La diferencia entre el duque y Kaliayev reside en que éste último sí ha respetado la noción universal al considerar el bien colectivo de Rusia y ha sacrificado la posibilidad de que una persona puede tomar decisiones por sujeto superior (el duque) para que la amplia mayoría de los habitantes tengan esa opción de la que bajo la tiranía del duque carecían. El duque no dejaba a nadie tener su propia iniciativa respecto a los sujetos superiores, dado que era un opresor y, como decíamos en la comparativa con “Julio César” se ha aplicado el utilitarismo.
Por el contrario, desde una perspectiva filosófica carecemos de datos para precisar. El caso de que creamos que la acción universal de justicia haya sido respetada no quiere decir que esto haya sido así. Podemos estar equivocados. En todo caso, hay 2 posibles escenarios: Si Camus nos ha dado una visión realista de la situación rusa y el duque era un opresor que no respetaba la libertad de otros para tener la posibilidad de realizar sus propias decisiones por tema superior y Kaliayev ha respetado la noción universal, Kaliayev ha seguido un sujeto superior que le ha llevado a la corrección moral. Pero si la visión de Camus es subjetiva, como puede serlo la de Kaliayev, es posible que el duque sí estuviese pensando en la justicia para Rusia aunque esto no se nos presente como tal en la obra, y que los argumentos de Kaliayev estén equivocados, basándose en la percepción que él tiene del duque como figura opresora pero esto no quiere decir que tenga razón.  En otras palabras, ¿qué pasa si Kaliayev ha malinterpretado o no ha aplicado correctamente y en el momento preciso el concepto del valor universal? En este caso, Kaliayev no estaría respetando el concepto de justicia, tan solo lo que él cree justo que no tiene por qué ser justo, y su decisión no habría sido enteramente por tema superior.

Segunda parte: Problemas con las objeciones:
Hemos analizado qué inconvenientes existen con esta teoría moral y con el hecho de explicar “Los justos” con la misma. No obstante, percibo ciertas incoherencias con algunos de los argumentos que he presentado en la parte anterior del texto, así como razones por las que todavía defender, aunque sea parcialmente, algunos aspectos de la teoría.

Primer problema: En contra de la primera objeción
El primer punto que debe ser aclarado es que se ha malinterpretado la idea de las causas superiores y el concepto de trascender. La trascendencia presente en un sujeto superior no es igual a pasar a la historia. Lo único que nos dicen los temas superiores es que es el buscar un sujeto superior lo que aporta sentido a una vida cuando estamos al borde de perderlo todo, que es cuando sentimos la necesidad de adscribirnos a algo mayor a nosotros mismos. El ser humano es insignificante en el espacio y en el tiempo, he aquí esta necesidad. Puede que, aunque Kaliayev en este caso no desee trascender en un sentido de pasar a la historia y que sea recordado, de una manera inconsciente y intencionada, esta trascendencia desemboque en dar a sus compañeros una visión de cómo fue Kaliayev pero esto no es necesariamente verdad. No todo sujeto superior desemboca en un deseo de ambición.
Es cierto que un sujeto superior trascendental podría desdoblar en una noción de perdurar pero esto es un efecto secundario y no el principal del sujeto superior. Un conjunto de valores sirve para fortalecer la posición de uno mismo, lo cual no quiere decir que todo tema superior perdure necesariamente. Así un valor trascendental puede hacer que otros recuerden a la persona que ha recurrido a este valor sin que sea éste el propósito del mismo. Erróneamente, nos hemos centrado demasiado en este aspecto a la hora de criticar la teoría del sujeto superior y hemos creído que trascender implicaba trascender respecto a otros seres humanos, cuando lo que quiere decir una causa superior es que este sentido de trascendencia es respecto a uno mismo. Kaliayev trasciende para sí y no para otros.

Por otro lado, la solidaridad (mencionada en la Primera objeción) puede verse, de hecho, como un sujeto superior, contrariamente a lo defendido con anterioridad. De algún modo la solidaridad es trascendental para el individuo concreto, como toda causa superior. Este grado trascendente se observa en diversos ejemplos. 
Gandhi era solidario. No era su objetivo trascender para otros individuos, pero eventualmente lo logró. Lo que motiva a Gandhi, como a Kaliayev, es una elección de sujeto superior, que en su caso es un cúmulo de características de varios valores entre los que predomina la de la solidaridad, pero su objetivo central es ayudar y aportar sentido a la vida (y me atrevo a decir que a las de otros, por ello respetaba la solidaridad en sí) y a la muerte de manera universal con un sujeto superior. 
Si la solidaridad es un sujeto superior la crítica a la idea de que un sujeto superior no mueve a Kaliayev estaría equivocada. Un Gandhi o un Kaliayev solidario no requiere trascender en memoria de otros pero sí trascender en sí mismo para su propia conciencia. En la objeción 1 se ha confundido el concepto de trascendencia en ojos de todos con el de trascendencia en ojos del sujeto en cuestión. Estos dos conceptos a veces coinciden como es el caso de Gan o Kaliayev pero no siempre. Hay muchos “héroes anónimos” movidos por sujetos superiores. Irena Sendler no recibió el Nobel de la Paz y tantos otros: los médicos combatiendo el SIDA en África, por ejemplo… No sabemos quiénes son, pero son héroes. No siempre hay una adecuación entre trascendencia como percepción personal y trascendencia como percepción ajena del individuo concreto.

Segundo problema: De la existencia de lo universal
Mucho hemos hablado de lo universal, dado que es importante para entender la teoría. Como dije en “La presencia de ‘Julio César” en “Los justos” y la teoría del sujeto superior”, es un planteamiento que deriva del objetivismo moral, por ello es vital conocer y saber aplicar lo universal en el momento irreversible preciso. Sin embargo, ¿qué es exactamente lo universal? ¿Existe?
Mi respuesta es que lo universal existe y otra cuestión será, como se va a ver más adelante, el llegar a él. Es, de hecho, la existencia de lo universal lo explica que se haya formado la idea de Dios, nuevamente un error lingüístico para abreviar y unificar todas las causas superiores. Así en vez de enumerar todos los valores universales uno por uno, los resumimos diciendo “Dios”, pero con ello caemos en el error de que por encima de los valores hay algo, un Dios o una religión. Esto no tiene porqué ser verdad, puesto que todos los temas superiores tienen el mismo peso, sino no serían conmutables. Dios es así, no solo una construcción humana, como dirían Marx o Freud, sino una construcción humana lingüística. Además inferir que Dios está sobre las causas superiores iría en contra de la idea de que Dios fuese una causa superior, porque sería inconmutable con todas las demás. 
Para hablar de la existencia de lo universal no voy a recurrir a “porque si la raza humana dejara de existir lo universal seguiría allí” puesto que es una pregunta a la que no podemos responder. Cuando nos ponemos a analizar qué pasaría en ese escenario estamos incluyendo nuestra propia mente humana nuestra creencia de cómo será ese escenario. 
Lo universal se justifica porque la respuesta de teorías puramente subjetivas ante la moral es, eventualmente, insatisfactoria porque hay momentos en los que esta clase de teorías no es suficiente para explicar fenómenos morales. 
Por ejemplo, bien es cierto que nuestra noción de moda ha variado. Ya no se lleva la ropa de los años 20. Pero el concepto objetivo de moda sigue igual, es invariable, de lo contrario simplemente no habría moda. Si yo voy a un continente cuyas costumbres desconozco, aún puedo reconocer la presencia de la moda en esa sociedad. Así si, digamos, me voy Arabia Saudí, en el caso de que no supiera nada acerca de la tradición de ese país, sí podría identificar su moda (el burka, las vestimentas blancas…).
Encontramos ejemplos parecidos en la filosofía. Podemos percibir una acción como buena o mala pero esto no significa que esa acción sea buena o mala. Un asesino puede tener disfrute en matar, en cuyo caso estaría malinterpretado o no estaría aplicando la noción del disfrute.
En un escenario irreversible, lo universal es la conglomeración de todas las partículas objetivas de todas las definición subjetivas existentes de un valor. De modo que si conocemos el valor de equidad al haber eliminado toda subjetividad de este concepto y si sabemos aplicarlo correctamente en un contexto irreversible con respecto a nosotros mismos, habremos seguido un razonamiento por causa superior. En otras palabras, un valor universal es aquel que independientemente del lugar o el momento en el que se aplique o nuestra interpretación del mismo, permanezca invariable y extrapolable.
Lo universal no está ni en el mundo ni en ninguna parte, puesto que es algo intangible pero que, no obstante podemos percibir y si la afirmación "esse est percipi" tiene un mínimo de verdad en ella, este caso también sería correcto. Simplemente no tienen porqué estar en ninguna parte, de lo contrario cometeríamos el error de tratar de delimitar con principios matemáticos y espaciales algo que no se puede cuantificar. Dado que si estos conceptos estuvieran en el mundo, estaríamos hablando de cosas materiales a las que nosotros les hemos adscrito un significado concreto, una metáfora como diría Nietzsche. No sucede lo mismo con las causas superiores, porque no las percibimos directamente, por lo tanto no podemos darles un significante en sí. Volviendo a la idea de que puedan o no estar en el mundo, digo que no, puesto que si creyésemos que están en el mundo cometeríamos una falacia al materializar algo intangible. Además asumiríamos que son cosas accidentales de estar en el mundo, porque, como afirma Wittgenstein en su "Tractatus", lo que está en el mundo es accidental. Lo universal no puede ser accidental, por lo que no puede derivar del mundo. Hemos dicho que para crear lo universal precisamos de este proceso de abstracción de lo subjetivo de las definiciones de ese concepto en particular, por lo cual en el fondo lo universal reside en nuestras mentes. Al no haber dos mentes que piensen exactamente lo mismo, sino que cada cual interpreta lo que cree y piensa de una manera, este método de contrastar unas ideas con otras nos daría una visión objetiva de un valor universal en concreto. 

Para criticar este punto, se podría añadir que me pregunto si el Hombre es capaz de tal proceso de abstracción. Si debemos redefinir nuestros valores erradicando toda subjetividad de todas las definiciones existentes, ¿le aportaríamos inconscientemente a ese nuevo concepto creado a partir de las posibles combinaciones del mismo, nuestra propia subjetividad? Sociológicamente, si dos personas ven el mismo hecho científico, cada una lo contará a su manera. ¿Puede el Hombre, limitado como es, realizar tal proceso? ¿Es la propia definición de lo universal una utopía en sí? A fin de cuentas, la existencia de valores universales parece ser algo imposible de verificar, lo cual deja la puerta abierta nuevamente a la pregunta: ¿existe lo universal? Y la explicación no ha resuelto nada.
Por tanto, en teoría sí podemos llegar a estas causas superiores en el caso de que existan, pero como humano me pregunto si en la práctica este puede ser el caso. El planteamiento, aunque elocuente teóricamente, resulta imposible de verificar a la hora de la práctica. Lo cual nos remite nuevamente al gran problema epistemológico con esta teoría y a la idea de que la teoría del sujeto superior, a fin de cuentas, deja la puerta abierta tanto para perspectivas puramente objetivistas como para las relativistas, dado que este "velo" para llegar a conclusiones universales y trascendentales justifica de algún modo que creamos en el subjetivismo moral al no haber una equiparación entre lo universal y lo particular, realmente, da igual qué vía sigamos (racionalista o irracionalista). Esto es así porque, obviamente, aunque fuera el caso que existen normas universales que se deben acatar, el no poder alcanzarlas o mejor dicho, el que haya el más mínimo error bien en el conocimiento o en la aplicación de las mismas en un contexto determinado, desemboca en que tenga que ser el Hombre quien se adscriba a lo que él considera este "algo superior". Por esta regla de tres y el problema de la equiparación entre lo que creemos universal y lo universal en sí mismo, se explica que la epistemología de Platón (justified true belief, o sea, una creencia correcta y respaldada por argumentos) no ofrece ninguna garantía de ser correcta, dado que podemos tener una creencia que esté respaldada por argumentos y que pensemos que sea correcta pero que, en el fondo, en el caso de compararla con la realidad, sea falsa. Si pudiéramos acceder al concepto universal de "verdad" veríamos si nuestra concepción del mismo es correcta o no, pero no parece que podamos hacer eso. Otra manera de criticar la filosofía epistemológica platónica sería con el argumento de Edmund Gettier, pero eso es otra cuestión. 

El que existan o no causas superiores reside en la creencia y no es materia de lo que podamos conocer. No obstante, esto no tiene por qué ser negativo, simplemente cambiaré mi tesis expuesta en "La presencia de Julio César en Los Justos y la teoría del sujeto superior" diciendo que no es el saber lo que propulsa nuestras acciones, es el creer. Si no creyésemos en nada y nos basásemos exclusivamente en lo que podemos saber, nuestras vidas serían insatisfactorias y altamente limitadas. Necesitamos creer y escapar la razón de vez en cuando, sino estamos ignorando, como bien dijo Nietzsche, una de las dimensiones que componen al ser humano. La realidad no tiene por qué ser de ninguna manera, como señala la teoría de la percepción, pero es el creer que es de una forma o de otra lo que aporta sentido a la misma, de lo contrario viviríamos unas vidas vacías. Por lo tanto, es una cuestión de creer que hay un algo con más fuerza que nosotros mismos a lo cual nos podemos acoger lo que aporta sentido a nuestra muerte en un escenario irreversible. Puede que este "creer" sea una ilusión, pero esta es la condición humana. 
De este modo, digo que en mi ensayo anterior caí en un error básico confudiendo 2 objetivos claramente diferenciados de estas causas superiores: El sentido de la vida y la moralidad. Ambos se pueden desglosar en dos escenarios diferentes. Así, si estamos en una situación irreversible y si nos adscribimos a lo que creemos una causa superior, hemos aportado sentido a la vida. El caso es distinto si hablamos de la moralidad. En este contexto, si estamos en una situación irreversible y nos adscribimos a lo que creemos una causa superior y resulta que estas causas superiores existen y resulta que nuestra concepción de la causas superior que hemos usado coincide con la universal, sí ha sido nuestra acción correcta. Sin embargo, el gran problema con todo esto es la palabra "si".
Por consiguiente, al vivir en un mundo relativista y al no saber si existe o no lo universal o lo correcto, toca concluir que no podemos definir una acción buena o mala si se ajusta o no a lo universal, dado que no podemos conocerlo. Los juicios morales, estando fuera del lenguaje y sin poderlos determinar, dependen del individuo, quien dicta lo bueno y lo malo según le parece y si eso se ajusta al patrón universal en el caso de que exista este patrón, será una acción bien hecha. 
Por estos motivos, en mi ensayo anterior pensé que la religión era una causa superior. El Hombre solo realiza acciones y si son buenas o malas es otro tema. Un terrorista suicida de la época actual ha aportado sentido a su vida si efectivamente, cree ciegamente que se sacrifica por un valor mayor a él mismo. Si ahora se me pregunta si el terrorista suicida ha cometido una acción moralmente correcta o no, diré que no podemos saberlo y que dependerá. Si se ha sacrificado por, digamos, la justicia y si hay una definición universal de justicia la cual conoce y ha aplicado correctamente, la respuesta será sí. Es posible que la concepción de justicia que yo tengo sea diferente a la universal si esta existe y por eso yo creo que sus actos son malos. Porque, además, lo universal en sí no puede existir. Antes he dicho que conocemos lo universal si sabemos todas la diferentes concepciones y las tratamos de forma objetiva, pero la concepción general de diversas cuestiones ha variado con el paso del tiempo. Antes de 1918 se creía que la guerra era buena porque ayudaba a la economía, ahora, más y más gente cree que es mala porque es un sacrificio de vidas humanas. Si la opinión general puede variar de manera tan radical, ¿por qué no puede hacerlo lo universal si lo universal se basa en una conexión con la opinión general? Bien es cierto que 2 personas no tienen por qué tener la misma concepción de un fenómeno. Como indica la sociología, si A y B ven el evento X, cada uno lo contará a su manera, acorde con su personalidad. Toda objetividad que teníamos (el evento X) ha desaparecido al contarlo. Partimos así del evento X pero acabamos con 2 versiones del mismo, o 2 "subeventos X" el XA y el XB. ¿Ha existido el evento X? Berkeley nos diría en "esse est percipi" que no, porque aunque ha sido percibido, ahora nadie tiene la certeza de que ha sido de una manera o de otra. No nos limitemos a aplicar la teoría de la percepción a los sentidos, centrémonos en la razón. ¿Una mosca huele un excremento igual que yo? No, para ella debe de oler delicioso, mi pregunta es: ¿Cómo huele el excremento? No huele de ninguna manera. El mismo principio se aplica a los conceptos universales. No son de ninguna forma, pero nosotros creemos que lo son y esto nos motiva en nuestra vida. Además en las proposiciones "la guerra es mala" o "la guerra es buena" no hay objetividad excepto la que encontramos en "la guerra es". Además las fórmulas "buena" o "mala" implican algún tipo de valor moral que, como dice Wittgenstein no podemos aplicar mientras estemos inmersos en el lenguaje, dado que éste solo sirve para comunicar hechos de la realidad y no para mostrar asuntos que no residan en la misma.
El sistema filosófico de estos valores morales que provienen del Hombre y que dan una explicación de que Dios sea una creación lingüística humana, como vemos, cae en el mismo problema que los argumentos deductivos a priori: nos da muy poca información. Por lo tanto, bien es posible que lo universal no exista y si existe, es imposible determinarlo. Lo único que podemos hacer es creer en algo mayor a nosotros, por eso el Hombre tiene esta necesidad de explicar las cosas con algo que él no puede alcanzar. Es esto lo que hace que creamos en cosas que no podemos explicar racionalmente.

Por todo ello, aunque intenta eludir los problemas del intelectualismo, la ética kantiana y el relativismo moral, el planteamiento es tan abarcador que al final no supera ninguna debilidad de estas teorías. Lo que sí podemos concluir es una cosa: vivimos en un mundo subjetivo, por lo que es mu difícil, sino imposible, hablar de nada puramente objetivo.
     
Tercer problema: Contra la Cuarta objeción:
La actitud planteada en la Cuarta objeción cae en el fatalismo. Del mismo modo, en el ensayo original no se ha dicho que la causa superior sea absurda por sí misma, tan solo que es lo que posiblemente añadiera Camus. 
Además, el sujeto superior no ha sido inútil; ha servido para uno mismo (la trascendencia individual que decíamos antes), lo cual desde un punto de vista ajeno sí resulta absurdo pero no desde una perspectiva interior al personaje en cuestión, a quien le ha servido como fuente para atreverse a alterar el status-quo de la realidad de un modo irreversible. El Hombre teme alterar el status-quo actual de los "estados de cosas", es esto lo que explica el paso de la vida a la muerte o cualquier decisión humana que en nosotros cause tensión. El Hombre es una criatura de hábitos y romperlos de un modo irreversible y sin ninguna posibilidad de recuperar el status-quo anterior genera en nosotros conflictos. De hecho, tememos a la muerte por el desconocimiento de en qué medida se alterará nuestro status-quo y por ello el Hombre ansía trascender y mantenerse como está y como resultado de esto emplea ideas que le dan la impresión de ser superiores a su propia existencia. Por ello y por las causas superiores nació Dios. Por esto se explica también que los tiranos y dictadores y todo aquel que tiene poder sobre otro alguien desee perdurar en el poder a toda costa, por el miedo a lo desconocido producido por el cambio del status-quo.

¿Qué aprendemos de esto?:
En conclusión, aunque la decisión de Kaliayev reúne algunas de las características de una decisión por tema superior, al mezclar amor con justicia, se puede afirmar no ha podido tomar la vía del tema superior. Su acción puede haber sido moralmente correcta o no, no podemos saberlo por causa superior. A pesar de que esta explicación nos demuestre, igualmente, que existe una continuidad respecto a la frontera entre optimismo y pesimismo en las obras de Albert Camus, hay áreas poco claras. Además, aunque el conjunto de valores nos de una explicación sobre por qué surgen dilemas morales entre diversos valores trascendentales ante una situación capital y nos explique cómo aportar sentido a la vida y a la muerte dándonos una garantía sobre cómo llegar a una conclusión ética aplicando lo universal, es el problema de conocer lo universal lo que hace imposible verificar esta teoría objetivista.
Se recalca de esta manera que, aunque existan de forma trascendental y hayan sido impuestos por nosotros, el no poder alcanzar tales ideales nos lleva a pensar que, aunque no sea verdad desde un punto de vista teórico dado que sí podemos, por difícil y azaroso que sea seguir juicios por tema superior, desde una perspectiva práctica; a la hora de la verdad no son los valores los que hacen al Hombre, sino al contrario. Se concluye así que la motivación de toda acción humana irreversible directamente respecto al individuo particular se sustenta en la creencia de tomar una decisión por algo mayor a nuestra propia existencia, pero la cuestión de si existe o no o si podemos alcanzarlo o no escapa lo que podemos llegar a saber. Nos sacrificamos por un "algo que nos da la sensación se ser superior", pero no tiene por qué serlo desde un punto de vista en concreto. Parece que es cierto que los seres humanos necesitamos un gran número de causas o temas superiores que nos impulsen a tomar una decisión porque entendemos que nuestra esencia es limitada. Miremos la inmensidad del mar o del universo y veremos lo pequeños que somos en realidad. Es esta sensación de humildad la que hace que nos aferremos a tales causas, sin darnos cuenta de que, en verdad, somos nosotros quienes las creamos en la espera (vana o no) de que se ajusten al bien o al mal. Cada cual hace lo que quiere y si está bien o no son asuntos de los que no podemos hablar por falta de conocimiento y a causa de esta falta de objetividad en el mundo en el que vivimos que da como resultado la abundancia de argumentos deductivos que aportan muy poca información sobre la realidad.
Del mismo modo hay que tener en cuenta que es el creer en que podemos hacer algo lo que hace que lo hagamos, por lo que hay que tener en cuenta que estos valores a los que me refiero no están en la naturaleza como decía la moral tradicional, sino en la mente del individuo y surgen por consenso, pero eso es lo suficiente para darnos esa fuerza que se necesita. Se explica así que fenómenos como la existencia de Dios, puesto que ya haya o no un Dios, el Hombre tenga la necesidad de sacrificarse por esa causa, dado que en filosofía la existencia de Dios reside, al fin y al cabo en una creencia y no en un hecho. El problema de Dios es cuestión de creencia y no de conocimiento.
Por tanto, es pertinente afirmar que esta teoría es simplemente una manera de explicar o entender el ejemplo particular que se nos expone en "Los justos", pero si nos preguntamos si Kaliayev hizo bien su acción o no, eso es algo que depende de lo que quiera que él decidiera hacer con su vida y de las razones que le llevaron a sacrificarse, y nosotros, como espectadores o lectores, no podemos concretar dado que no podemos entrar jamás en su cabeza.

 Conclusión:
Ahora bien hay que preguntarse: Siendo esta una teoría que arranca del pensamiento tradicional, ¿por qué es Camus quien parece apuntar algo así? 
Concluimos con esta incógnita que hay que entender esta explicación en el contexto de la obra literaria de Camus, quien como escritor evoluciona de una producción con ecos existencialistas a un reflejo de la tradición, pero siempre con un aire pesimista. De hecho, puesto que sus últimos años son un tanto ambiguos respecto a sus creencias religiosas, es imposible definir si se declaró radicalmente ateo (que en mi opinión es lo más posible) o agnóstico o creyente. Partiendo de las ideas expuestas en el ensayo "Los hijos de esta tierra", es probable que Camus, como autor "había concebido la vaga esperanza de que acaso pudiera haber al menos un más allá de la desesperación, de que el hombre pudiera no ser tan extraño a sí mismo y a los demás como él creía". Con esta cita, parece que asumimos que Camus creía en algún tipo de fuerza o fortaleza que sobrepasara la existencia humana. Por tanto su obra literaria pasa de ilustrar la ausencia de esperanza a una posibilidad (que presenta una conexión con el pensamiento tradicional como he intentado demostrar), la posibilidad de que sea la propia fortaleza del Hombre la que le salve de una vida sin sentido y en el silencio.  


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Fernando M. Periset