viernes, 14 de octubre de 2016

Bob Dylan, Premio Nobel de Literatura 2016

No hay duda de que Bob Dylan es uno de los grandes cantantes y compositores, ni de que su estilo fue muy significativo en su época, ni de que sus canciones, muy poéticas, se han ganado un lugar especial en nuestros oídos. Sí, ha creado algunas de las melodías más importantes de las últimas décadas, pero permitidme que resalte las palabras "algunas" y "melodías" y mirad que he dicho "algunas melodías" y no "todos los poemas". Tampoco vamos a negar que algunas buenas canciones son en esencia buenos poemas. Es cierto que la letra de una canción hace que según oigamos los primeros acordes nos pongamos a recitar y entonarla, pero mirad que he vuelto ha decir "algunas buenas canciones" y no "todas las buenas canciones". ¿Dudamos a caso que "Claro de Luna" o "la novena sinfonía" de Beethoven sean malas canciones? Sin embargo no tienen letra, aunque es cierto que históricamente se ha ido añadiendo letra a las canciones.
Dicho todo esto y por mucho que respeto a Bob Dylan, el hecho de que tenga el Premio Nobel de Literatura 2016 es una aberración. En esto se materializa la degradación que a lo largo de los últimos años ha ido sufriendo la sociedad iniciada por Alfred Nobel. Tiene el Premio de la Paz Al Gore y es más, lo obtuvo el año en el que se nominaba a Irena Sendler, que salvó miles de vidas durante el nazismo, apodada, no por coincidencia, "El ángel del Gueto de Varsovia". Ella salvó vidas. El ganador da discursos del medio ambiente. Y por mucho que le respeto y aunque aprecio su don para la oratoria y sus políticas, lo ganó Obama por sus promesas electorales y por ganar unas elecciones presidenciales.
Eso respecto al Premio de la Paz. Volvamos al de literatura. El galardón supremo en el mundo literario. Lo han ganado nombres tan cruciales en la historia de la literatura como Bertrand Russell, Camus, García Márquez, Hesse, TS. Eliot, Hemingway, José Cela e innumerables otros... Fue ofrecido a Sartre... Aunque también es muy fácil hablar de aquellos autores sobresalientes que, mereciéndolo, no lo obtuvieron. Kafka, García Lorca, Pérez Galdós, Nietzsche... Y habiendo tantos nombres tan geniales que con suficientes méritos no lo tienen, ¿por qué a Bob Dylan? No es el único gran cantante del mundo, ni es el único que ha compuesto canciones poéticas. Es más, su excelencia como artista ya fue reconocida hace unos años con el Pulitzer (por cierto, Harper Lee ganó un Pulitzer, pero no el Nobel, pero pregúntale a cualquiera si Dylan es mejor escritor que Harper Lee), ¿por qué ahora el Nobel? ¿Le hacía gracia a la sociedad otorgárselo a Dylan? ¿Por qué no a David Bowie? ¿O a Freddie Mercury? ¿O a Robert Plant? Mi razón fundamental es sencilla. El debate de si canción es directamente una forma de expresión literaria continúa abierto entre los académicos (los académicos debaten por todo, de hecho a día de hoy sigue habiendo varias teorías sobre el origen de la novela, citemos a Watt y a Doody), por tanto ¿por qué un cantante? Parece como si la fundación hubiera ignorado la realidad sobre el mundo académico y se hubiera olvidado de que aún hay cuestiones sin zanjar en el ámbito literario. Por tanto se acaba de galardonar a alguien según un criterio que aún no está asentado entre los expertos.
Además, aunque aceptemos que canción y poesía están conectados, a mi parecer este argumento ignora algo esencial, el hecho de que la canción se compone de dos elementos: música y poesía. Dar a un cantante un premio de poesía es considerar la mitad de su obra. Con esto no quiero decir que la canción sea superior a la literatura, solo que en su proceso creativo emplea un 50% de literatura y un 50% de melodía, por tanto no es literatura en el mismo sentido que "La tierra baldía", que es 100% literatura. TS. Eliot solo juega con la palabra escrita, ¿por qué premiar a alguien que usa la palabra cantada?
Tras todo esto, me queda concluir que un premio no es sino un intento de hacer ver que el arte es un campo objetivo y que se puede cuantificar en función de cuántos premios ha ganado un autor (cosa que tampoco logra a la perfección, porque, ¿cuántos premios ganaron Baudelaire, Quevedo, Shakespeare y Cervantes?) , aunque en realidad la cuestión de a quién se ha de otorgar reside en la opinión de un jurado y es por tanto perteneciente al ámbito subjetivo y esto da lugar a que en ocasiones la opinión se imponga al mérito, como ha ocurrido en esta convocatoria. Esto-colmo ha vuelto a hacer honor a su nombre.