De la circularidad del espectro político
"Estamos cogiendo el poder y se lo estamos
devolviendo a la gente". Sorprendentemente quien dijo esto no fue alguien
afiliado a la izquierda, fue Donald Trump en su discurso de investidura de
2017.
“Hoy en este monólogo voy a reivindicar el
derecho de los ciudadanos americanos a llevar armas”. Esta cita no es de Trump,
es de Pablo Iglesias en un programa de 2012.
El objetivo del siguiente ensayo no es hablar de
Podemos ni de Trump ni de nadie en particular, sino de señalar lo que la lógica
me ha llevado a sostener que es una concepción errónea del aspecto del espectro
político. Para ello voy a tratar de desmentir una serie de malentendidos que
explican que las dos personas citadas al comienzo de este artículo hayan podido
decir esas palabras tan, digamos “atípicas” para su entorno político (aunque en
los siguientes párrafos me propongo mostrar que puede que no sean tan atípicas
y la razón no es que entre 2012 y 2017 el mundo haya enloquecido completamente,
aunque podría ser…). Puesto de otra manera y aplicando este modelo a los casos de mayor radicalización ¿por qué los grupos neo-nazis e islamófobos atentan contra los musulmanes de la misma forma que los yihadistas atentan contra los no musulmanes?
Antes de empezar me gustaría dejar clara una
cosa: esta redacción no es un artículo de política, es un análisis de la “filosofía”
política, que es algo muy distinto. No estoy dando mi opinión ni meterme con la
izquierda o la derecha, estoy demostrando un desarrollo al cual he llegado que
encaja con los datos que poseemos y explica una serie de falsas impresiones que
nos ha dado la política.
Desde hace mucho se sostiene que el marco
político sigue una distribución lineal. Izquierda y derecha se encuentran en el
centro político que reúne ideas de ambos lados del debate y se van
progresivamente distanciando y ridiculizando hasta que unos defienden una cosa
y otros otra totalmente distinta y diametralmente opuesta. Según este análisis,
cuanto más radicales sean izquierda y derecha más se alejan sus ideas.
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Izquierda Centro Derecha
Esta es la representación geométrica tradicional.
Sin embargo, esta es la definición “de diccionario” que se nos ha dado, que no
tiene porqué ser la que se sigue en la realidad política. Izquierda y derecha
son opuestas “en teoría”. La cuestión no es juzgar basándonos en esta
definición porqué un político de izquierdas X no debería defender la posesión
de las armas o porqué un político de derechas Y no debería hablar de darle el
poder al pueblo como haría Bane en “El caballero oscuro: la leyenda renace”. Lo
que hay que hacer es responder a los datos que se nos están dando. Fijémonos en
lo que está pasando y luego juzgaremos la escena, no lo hagamos a la inversa.
Miremos cómo se desarrollan los hechos, eso puede cambiar nuestro uso “de
diccionario” de las palabras. Sostiene Wittgenstein a través del experimento
mental del escarabajo dentro de una caja que es el uso de las palabras lo que
determina su significado, si mañana empezamos a decir que “maldad” es sinónimo
de “bien” y todos actuamos de ese modo,
nuestras definiciones tradicionales se verán alteradas porque nadie usa
la palabra de esa manera. Quine sugiere
que ninguna creencia está a salvo de ser revisada y modificada por le
experiencia. Por lo tanto creo que es razonable pensar que la división linear
entre izquierda y derecha es verdad en teoría, según el diccionario, pero eso
no significa que los extremos políticos no estén actuando de un modo que
contradiría el cómo están “definidas”.
A continuación voy a poner dos razones por las
que es posible que la concepción linear del marco político no respete fielmente
el orden de los acontecimientos. El primer ejemplo que voy a proponer está
basado en una de las críticas más frecuentes que se formulan contra el
comunismo. Una cosa quiero dejar clara,
el planteamiento teórico de Marx es envidiable, es una verdadera maravilla que
nos haría vivir eternamente felices y erradicaría numerosos problemas sociales
y humanos como el egoísmo excesivo de algunos individuos, la falta de
solidaridad, el nacionalismo extremo y un sinfín de dificultades. Es una teoría
hermosa y optimista. Tal vez demasiado. Yo suscribiría el comunismo marxista de
cabeza si funcionara. El argumento pragmático, no obstante, sugiere que es una
imposibilidad, va más allá de los límites de la naturaleza humana. El ser
humano no es tan generoso como Marx creía y la prueba de ello es que todas les
veces que se ha intentado instaurar un sistema marxista el resultado ha sido
una pérdida de la libertad individual y de la autonomía. Muestra “Rebelión en
la granja” que todos somos iguales menos los que controlamos al ganado y eso
explica porqué en China haya mandatarios y gobernantes que acaparen miles de
millones de euros. Esa es la prueba de que no se adapta a las exigencias de la
naturaleza humana, el individuo concreto no desea que se menosprecie su tarea,
somos más egoístas de lo que pensamos. El ser humano es tozudo.
La idea es que las personas necesitamos
superarnos mutuamente y el comunismo carece de tal motivación. Si bien es
frecuente entre los historiadores marxistas decir que lo que vimos en la URSS y
otros países no fue comunismo auténtico, dado que Marx habló de una serie de
condiciones sociales e históricas que fueron ignoradas en estos casos. El
argumento es válido pero demuestra aún más que si tenemos un sistema que se ha
intentado en diversas ocasiones y en todas ha fracasado, igual lo que falla es
un paso en el proceso de ejecución al cual no hemos podido llegar todavía y no
se ajusta a las necesidades humanas. Por ejemplo si una máquina diseñada por un
gran científico destinada a hacer ordenadores es tan increíblemente sofisticada
se colapsa cada vez que se intenta conectar a la corriente a causa de la
sofisticación de sus puntos de conexión
y esta escenario se repite una y otra vez podemos decir dos cosas: o la
máquina no funciona simplemente porque no podemos comprobar su funcionamiento o
simplemente no se adapta a la toma de corriente, por lo tanto el problema
verdadero no está en la máquina sino en su adaptabilidad a las condiciones
actuales. El comunismo encaja en esta analogía. El problema no es la teoría, es
que de todas las veces que lo hemos intentado, el dispositivo ordenador ha
imposibilitado su adaptabilidad a la situación. El comunismo funciona solo en su versión más moderada. Gran parte de los derechos de los trabajadores y sindicatos que tenemos hoy en día se los debemos a Marx. Su obra supuso un gran cambio que mejoró las condiciones laborales en un momento en el que era necesario ese cambio. Del mismo modo, el capitalismo funciona pero solo en su versión más moderada, si se lleva de manera radical fracasa de la misma manera que el comunismo: nos convierte en máquinas y desprecia nuestra humanidad. Ambas teorías eco-socio-políticas son por tanto imposibles, la única manera sensible de entender las cosas es en el término medio que, como señalaré más adelante, supone el punto de convergencia entre ambos pensamientos.
El comunismo ha sufrido un
fenómeno curioso. Cada vez que se ha intentado se ha colapsado en una forma de
totalitarismo, de control de las masas, de violación de los derechos humanos.
Stalin acabó ordenando más ejecuciones que Hitler. El comunismo se ha colapsado
de una manera o de otra en una forma de fascismo. Ha acabado haciendo cosas no
muy alejadas de las de la derecha. El nombre del partido político de Hitler, el
nacionalsocialista, no estaba puesto por azar. La cuestión está en que
izquierda y derecha radicales han acabado ejerciendo actos similares.
Pongamos otro caso, el del gran escritor Bernard
Shaw que nos ha dado auténticas joyas de la literatura como “Pigmalión”. Si
investigamos un poco en su biografía lo que más llama la atención es que
(aparte de que vivió casi 100 años) su nivel de izquierdismo era probablemente
comparable al de Lenin (o más) y por contra hizo campaña radiofónica a favor de
Hitler y Mussolini. De este segundo ejemplo podemos sacar dos conclusiones: o
Bernard Shaw se volvió absolutamente loco o acabó viendo más similitudes entre
el fascismo y el comunismo de las que hay a simple vista. Que yo sepa no se le
detectaron trastornos mentales en vida… ¿Cuál es la explicación que mejor casa
con los datos?
Parece que ambos casos sugieren una misma cosa
bastante obvia: en la práctica izquierda y derecha radicales deben estar
conectadas. ¿Cómo se relaciona esto con la visión tradicional del espectro
político? Bueno, pues al principio de este ensayo se ha dicho que cuanto más
radicales sean izquierda y derecha, según el punto de vista linear, mayores
serían sus diferencias, pero esta hipótesis no parece ajustarse a la realidad
que vivimos. Ambos extremos deben encontrarse en un punto de radicalismo
distinto al del centro (creo que podemos aceptar todos que lo que hicieron
Mussolini y Mao no eran ideas provenientes del centro político). Parece por
tanto que la idea de que la política tiene aspecto de línea es errónea, por
tanto necesitamos un nuevo modelo.
¿Qué otras formas puede tener el espectro
político?
¿Qué tal un cuadrado?
El problema que veo con decir que la política se
despliega en un cuadrado es que llega a una conclusión claramente errónea. Si
decimos que centro, izquierda y derecha están en un cuadrado nos queda un
dibujo poco más o menos así.
Centro
Izquierda Derecha
Radicalismo
El tema está en que un cuadrado sugiere que el
centro y el radicalismo se mueven en paralelo, lo cual va contra la intuición,
además de que los vértices dispuestos en ángulos de 90 grados implican que los
cambios entre el centro, radicalismo y ambos extremos son abruptos. Pero esto
no parece ser el caso, la discusión política está basada en el diálogo y el
intercambio de ideas. Alguien de izquierda moderada no empieza diciendo “creo
que deberíamos aumentar las pensiones” y a continuación defiende el fin de la
propiedad privada. Por tanto esta figura no se adapta al intercambio armónico
de ideas. Si los vértices y por consiguiente las diferencias entre las
diferentes ideologías estuvieran marcadas con tanta claridad, es difícil pensar
que Shaw no se hubiera dado cuenta de ello. Creo que a cualquier derechista
moderado le chirriaría en los oídos, que pasásemos de hablar de la importancia
del sector privado a la defensa de la expansión nacionalista y la política de
rearme nuclear, ¿no?
La hipótesis basada en los triángulos, aunque
resulta algo más convincente, padece el mismo problema.
Radicalismo
Izquierda Derecha
Centro
El diálogo simplemente no funciona de una forma
tan abrupta, es mucho más armónico. Por esta razón hay un cuarto modelo para
resumir en formas geométricas simples la situación del panorama político, el
círculo.
Radicalismo: izquierda/derecha
Izquierda Derecha
Centro
político
La estructura de este modelo sí se adapta al
intercambio progresivo de ideas. Es más, las ideas pueden ser compartidas entre
los distintos partidos. Lo único que demuestra la distancia entre, por ejemplo,
izquierda moderada y derecha moderada es que es menos probable que compartan
puntos en común.
Este esquema responde a todas las preguntas que
han ido surgiendo a lo largo de esta discusión.
¿Por qué creemos que el esquema político es
linear si en verdad es circular?
Mirad por esto: Sí hay una línea, pero se da
entre las versiones moderadas, por lo tanto no es la línea que todos creíamos
al principio. Se trata del diámetro del círculo.
¿Por qué hay gente de izquierdas más bien
radicales que acaba diciendo cosas más bien de derechas radicales y viceversa?
Por esto: Poco a poco se van acercando. Si Trump
se ubica en el cuadrante derecho tirando a radical y otros partidos de
izquierdas más que moderada se sitúan en su punto equivalente pero en el lado
contrario es lógico pensar que la probabilidad con la que compartirán ideas irá
aumentando proporcionalmente a la disminución del espacio entre ellos. Cuanto
más radicales sean, en más puntos coincidirán. Por lo tanto no es estúpido
pensar que Trump tiene cierto mensaje de izquierdas ni que partidos que se
definen como de izquierda radical no contengan
vínculos fuertes con la derecha.
Todo ello demuestra que a la hora de la práctica
las versiones radicales de la izquierda y la derecha están más cercanas de lo
que se pensaba. La explicación que por el momento me parece tener más sentido
es afirmar circularidad es lo que domina el espectro político. Al final acaba
siendo la misma idea maquillada de dos formas diferentes con la esperanza de
atraer a dos tipos distintos de público. Son dos caras de la misma moneda.
Doyle escribe: “Cuando eliminas lo imposible, lo
que quede, por improbable que sea, tiene que ser la verdad”. Este ensayo ha
aplicado ese mismo procedimiento y se ha centrado en utilizar la abducción para
tratar de buscar la respuesta más coherente y que mejor explica la información
factual. Si alguno de los lectores desea dejar un comentario en reacción a este
artículos, bienvenido sea y se se demuestra algún error en la lógica utilizada
a lo largo de este ensayo, bienvenido sea, como estudiante de filosofía (entre
otras cosas jejeje) estoy dispuesto a revisar le teoría planteada en favor de
otra que se ajuste mejor a los datos actuales y nos permita llegar a la verdad.
Sinceramente no se me ocurre mejor explicación por el momento, eso no quiere
decir que no la haya (quizás esté poco inspirado hoy), pero como se ha
formulado con anterioridad, esta es una reflexión de filosofía política y por
tanto argumentos que sean puramente políticos, definiciones de diccionario o
que no tengan relación con la cuestión formulada no se aceptarán.
En conclusión, comunismo y capitalismo suponen la depreciación del individuo en su forma más agresiva y se establecen puntos de acuerdo. Si son llevados a su versión moderada también se establecen puntos de acuerdo. Esto se explica si asumimos que el espectro político es circular. No hay que entender la historia como un combate entre comunismo y capitalismo, pues acaban siendo más o menos la misma cosa, sino como un conflicto entre radicalismo y posiciones moderadas.
En conclusión, comunismo y capitalismo suponen la depreciación del individuo en su forma más agresiva y se establecen puntos de acuerdo. Si son llevados a su versión moderada también se establecen puntos de acuerdo. Esto se explica si asumimos que el espectro político es circular. No hay que entender la historia como un combate entre comunismo y capitalismo, pues acaban siendo más o menos la misma cosa, sino como un conflicto entre radicalismo y posiciones moderadas.